El pasado domingo el presidente Iván Duque informó a la opinión pública que fruto de una operación conjunta entre el Ejército, la Fuerza Aérea, la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación fue abatido el comandante del ELN conocido por el alias de ‘Uriel’. El operativo se llevó a cabo tras meses de seguimiento a este jefe guerrillero en el municipio de Novita, sur del departamento del Chocó.
‘Uriel’, quien respondía al nombre de Andrés Felipe Vanegas Londoño, militó en la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) durante cerca de 20 años, donde fungía como estratega mediático y político del Frente de Guerra Occidental que hace presencia en Chocó, Valle del Cauca y el Urabá antioqueño.
Además de ser una de las cabezas visibles del frente, ya que con cierta regularidad difundía videos donde aparecía con su rostro totalmente cubierto por un pasamontaña rojo y negro, era considerado como parte de la nueva camada de comandantes llamados a hacer relevo generacional.
Con apenas 41 años, sobre su cabeza pesaba una recompensa de 500 millones de pesos. Según palabras del presidente Duque “era responsable de delitos como el secuestro, el asesinato de líderes sociales, la persecución y el hostigamiento a poblaciones, el asesinato de soldados y policías, y también de conformar y estimular el reclutamiento de menores y tratar de buscar que se vincularán jóvenes de distintas ciudades a la organización de apoyo al ELN”
Hace apenas uno días su alías figuró en los medios de comunicación tras conocerse una grabación en la que el comandante guerrillero aceptaba la participación de células urbanas del ELN durante la ola de protestas y enfrentamientos que se desarrollaron en Bogotá las noches del 9 y 10 de septiembre. En el audio, ampliamente discutido por su veracidad e implicaciones, ‘Uriel’ instaba a la destrucción de Centros de Atención Inmediata (CAI) e incluso daba recomendaciones para lanzar bombas molotov.
Por estos y otros motivos, la baja de ‘Uriel’ aparentemente representa uno de los golpes más relevantes al ELN en los últimos años. No obstante, no hay consenso total sobre lo que a futuro puede representar la ausencia de este comandante, partiendo de la idea que, a los ojos de algunos analistas no era tan relevante en la estructura organizativa como aparentaba.
¿Qué significa para la guerrilla la baja de ‘Uriel’?
Víctor de Currea-Lugo, profesor universitario y escritor de varios textos sobre la trayectoria del ELN, señaló en una entrevista en Blu Radio que “la importancia de ‘Uriel’ es la misma importancia que le ha querido dar el Estado, de agente mediático, que cumplió un papel, era un portavoz. No hacía parte del COCE, no era el responsable del Frente de Guerra Occidental. Ha habido otros golpes más importantes al ELN. Eso no significa ni que el ELN esté arrinconado ni que cambiará su posición respecto a los diálogos”.
Por una línea similar, Juan Carlos Garzón, director del área de Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz, aseguró a la Silla Vacía que” el liderazgo de Uriel era fundamentalmente mediático: aparecía mucho ante las cámaras y era activo en redes sociales. Con su muerte, el ELN pierde, más que a un líder militar, a una cara visible”:
Por otro lado, el analista Ariel Ávila que hasta hace poco dirigió un programa del proyecto digital de la Revista Semana manifestó en una entrevista de Citytv que “es el primer golpe duro que recibe el ELN en casi dos años y sobre todo el primer golpe que se lleva el presidente Duque ya que era un objetivo de alto valor. La baja de Uriel volverá más lento del proceso de expansión del Frente de Guerra Occidental que venía creciendo mucho y que después del Frente de Guerra Oriental es el que mayor capacidad militar tiene”.
El hoy del ELN
De acuerdo con un informe de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), hoy en día el ELN está conformado por cerca de 3.000 hombres en armas distribuidos en 167 municipios y 17 departamentos; aproximadamente la mitad de estos combatientes se encuentran en territorio venezolano. Esta estimación no tiene en cuenta los milicianos ni las redes de apoyo, por lo que este número podría ser mucho mayor.
Teniendo en cuenta estas cifras, el ELN habría incrementado en un 63% su presencia territorial desde la firma del acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las Farc, ya que para 2016 se estimaba que operaba en 96 municipios. De la misma manera el número de combatientes se habría casi que duplicado en el mismo periodo.
Esta organización insurgente está organizada en seis grandes bloques: Frente de guerra Oriental, Frente de Guerra Nororiental, Frente de Guerra Central, Frente de Guerra Occidental, Frente de Guerra Suroccidental, y el Frente de Guerra Darío Ramírez.
Orgánicamente está conformada de manera federada lo que a pesar de funcionar a partir de un Comando Central (COCE), representa un altísimo grado de autonomía de sus frentes tanto en lo político como en lo militar. La descentralización y las profundas diferencias entre sus estructuras se visibilizan tanto en los repertorios de violencia que ejecutan en los territorios como en la postura frente a temas como la negociación política con el Estado Colombiano.
Respecto al Frente de Guerra Occidental, estructura de la que hacía parte ‘Uriel’, PARES asegura en su informe que durante la cuarentena ha mantenido constantes enfrentamientos con el Clan del Golfo por el control territorial y de las principales economías ilegales. Esto ha incrementado notablemente los niveles de violencia en las zonas del país donde opera esta estructura.
“En el Chocó, durante el 2018, ambos grupos habían acordado un pacto de no agresión. No obstante, dicho acuerdo parece haber terminado a finales del 2019, teniendo que en lo corrido del año 2020 y de manera especial durante la cuarentena nacional se ha registrado una intensificación de los enfrentamientos entre ambos grupos”.
Le puede interesar: ¿cómo entender el último informe de la ONU sobre cultivos ilícitos?
También es importante señalar, que en Chocó es uno de los departamentos donde el ELN ha aumentado notablemente su presencia territorial. En 2016 se estimaba que la guerrilla se encontraba en 15 de los 30 municipios del departamento, mientras que a mediados del 2020 la cifra alcanzaba los 25 municipios.
A manera de conclusión se puede decir que la baja de ‘Uriel’ ha generado un importante impacto en la opinión pública, sin embargo, la trascendencia que su ausencia pueda tener en el futuro para el ELN despierta diferentes opiniones.
Por una parte, debido a la incontrovertible visibilidad mediática que había ganado en los últimos años, pero un dudoso rol de verdadero valor en lo militar. Según diferentes analistas, además de ser el tercer hombre la línea de mando del Frente no pertenecía al Comando Central de la guerrilla.
Por otra parte, por tratarse de un golpe a un comandante de uno de los frentes de guerra que mayor crecimiento ha tenido militarmente se presenta como un triunfo político para el gobierno en medio de una cuestionada labor del Ministerio de Defensa. Por este motivo habrá tanto quienes pretendan exaltar más de la cuenta el significado de este golpe al ELN, así como quienes busquen desinflar.