Muchas compañías, especialmente locales, tienen un esquema de seguridad corporativa como vigilantes, escoltas, cámaras, controles electrónicos de acceso, alarmas, etc., pero muchos de ellos están limitados o algunas veces fallan por el hecho de no tener una cultura de seguridad y prevención, situación que puede poner en riesgo la continuidad del negocio.

Si bien, los esquemas de seguridad física con los que cuentan las empresas son importantes, es frecuente encontrar compañías que realizan grandes inversiones en infraestructura de seguridad sin tener un claro entendimiento de cuáles son las amenazas, el nivel de riesgo y las vulnerabilidades.

Por esta misma razón, la seguridad corporativa debería ser vista como un servicio integrado, en donde el entendimiento del entorno, el factor humano, los procedimientos y la seguridad electrónica integran un buen sistema de seguridad física, que debe incluir un programa de generación de una conciencia o cultura de seguridad sólido en todos los niveles de la compañía.

A continuación detallaremos 5 pasos para construir una correcta cultura de seguridad corporativa:

1. Analizar riesgos

Esta etapa es un esencial en el proceso pues permite conocer cuáles son las principales vulnerabilidades, cuáles son las amenazas que podrían explotar esas vulnerabilidades y que impacto tendría en la empresa la ocurrencia de un evento indeseado. En la medida que la empresa tenga clara esta identificación de riesgos, tendrá una visión actualizada y podrá establecer las medidas preventivas y correctivas viables que garanticen un mayor nivel de seguridad.

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2. Promover las buenas prácticas

En esta etapa del proceso es importante fomentar las buenas prácticas de seguridad en todos los empleados. Ocurre muy a menudo que el tema de seguridad corporativa queda en manos tan solo del encargado de este asunto y de los vigilantes, cuando se deberían socializar los riesgos a los que se enfrentan, tanto ellos como la empresa en general y las medidas preventivas que se han implementado para disminuir los riesgos, generando conciencia sobre la importancia de adoptar un estilo de trabajo seguro y haciéndolos partícipes de los procesos, tomando en cuenta su opinión, puesto que son ellos quienes viven el día a día dentro de la compañía y pueden dar a conocer el nivel de seguridad que perciben.

La aplicación de las buenas prácticas demuestra cómo las empresas que se interesan por la seguridad de sus empleados son organizaciones exitosas, con mayores tasas de bienestar y productividad, disminuyendo, en la gran mayoría de casos, la posibilidad víctima del riesgo público, es decir, el riesgo al que se ven expuestos en la calle.

3. Divulgar las medidas de seguridad física

Una acertada socialización de las medidas de seguridad que tiene la empresa, conlleva de una manera importante a mantener un entorno seguro. Aunque la empresa posea reglas, procedimientos, protocolos, políticas y tecnologías de seguridad robustas, no serán 100% efectivos, si los empleados no los conocen, no saben cómo participar, ayudar o actuar como parte fundamental en la prevención, o no saben como reaccionar ante una situación de crisis o emergencia.

Involucrar y hacer partícipes a los empleados de la empresa en la divulgación y socialización de las medidas de seguridad, nos ayuda igualmente a crear cultura al interior de la empresa. Es importante integrar en este esfuerzo de socialización también a los proveedores, visitantes y contratistas.

4. Crear un mecanismo de participación

Con el propósito de que los empleados en general ayuden a vigilar, recomendar, implementar o desarrollar proyectos para cambiar situaciones de peligro latentes.  

5. Generar un presupuesto

Hemos escuchado muchas veces, de manera equivocada, que la seguridad es una inversión. Desde el punto de vista contable y financiero, la seguridad es un gasto, y como gasto debe ser controlado y vigilado con el fin que haya un retorno de ese gasto.

La diferencia fundamental entre gasto e inversión es el retorno esperado de cada uno de ellos. Mientras que en la inversión se espera conseguir rendimiento en el futuro, el gasto es la simple utilización de un bien o servicio a cambio de una contraprestación. Para el caso, la seguridad es un servicio de soporte que genera un gasto y ese gasto debe estar justificado mediante el Retorno del Gasto (ROE) que es el resultado de las pérdidas evitadas, más las recuperaciones efectuadas (si las hay) sobre el Costo del Programa de Seguridad.

En conclusión, el implementar de forma correcta una cultura de seguridad, ayudará a crear conciencia en la organización, adoptando una conducta diferente que permitirá determinar las señales de alarma que protegen de la violencia, con la participación de todos los niveles de la empresa, generando así entornos seguros.