Como “las más tranquilas en los últimos 54 años”, fueron calificadas las elecciones parlamentarias del pasado 11 de marzo por el ministro de Defensa, Luís Carlos Villegas. Y es que pareciera que está vez el centro de atención de la cita en las urnas no fueron los hostigamientos o los sabotajes, sino que por el contrario y como debería ser, lo fueron el cubrimiento de los centros de votación, el escrutinio de las mesas y el debate político y democrático. Salvo la vicisitud que se presentó por el déficit de los tarjetones para las consultas interpartidistas y la reacción ciudadana que esto generó, la jornada transcurrió en absoluta calma.

Semanas previas a la cita en las primarias, las autoridades competentes y los analistas vislumbraban este panorama. De hecho, esa sensación de seguridad, al menos respecto a lo electoral, podría ser asumida como una de las tantas razones por las cuales se presentó un incremento del 8% en el flujo de votantes. A todas luces, una cifra récord para uno de los países de América Latina con mayores porcentajes históricos de abstención.

Durante décadas, las jornadas electorales fueron uno de los espacios más apetecidos por las organizaciones armadas, principalmente por las guerrillas, para llevar a cabo acciones panfletarias y sembrar terror entre la población. En este orden de ideas, el pasado domingo se sintió parte del efecto que fueran las primeras elecciones sin las Farc como actor armado, y a su vez las primeras fungiendo como actor electoral.

Otro factor fundamental detrás de la tranquilidad en las urnas fue el efectivo cumplimiento del cese unilateral declarado por el ELN. En medio de la ola de violencia desata por esta organización guerrillera, este nuevo cese, exclusivo para las elecciones, tuvo un efecto positivo sobre el transcurso de la jornada.

Estos acontecimientos evidencian un clima aparente de desescalamiento de la violencia en el país, específicamente en lo que se relaciona con acciones de un corte terrorista. Sin embargo, hace unos días fue capturado un ciudadano cubano afín a ISIS que según relató la Fiscalía, pretendía perpetrar en Bogotá un atentado terrorista contra unos ciudadanos norteamericanos.

En este orden de ideas, durante la misma semana se desarrollaron dos situaciones que muestran realidades divergentes. Esto sumado al debate político producto de la polarización que atraviesa el país, deja al descubierto que la silueta del terrorismo es dibujada de acuerdo con el juicio ideológico y político de cada sujeto, y de manera paralela, a cómo procesa la coyuntura. ¿Cómo se puede abordar este tema de manera objetiva?

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*BEYOND
es una publicación semanal que tiene como objetivo principal abordar temas de coyuntura política, económica y social que puedan tener algún tipo de repercusión en la seguridad nacional o ciudadana. Igualmente, busca informar y complementar los temas de actualidad que son trabajados por los principales medios de comunicación y que se encuentran en constante desarrollo.